Tengo cita para la revisión ginecológica. Dentro de un mes! Y luego, esperar un par de meses más para los resultados.
Siempre que llegan estas fechas no puedo evitar sentir un nudo en el estómago hasta que por fin pasa todo y el médico dice que está todo bien. ¿Pero si esta vez no
está todo bien?

Debería estar acostumbrada después de casi quince años pasando por lo mismo pero
la verdad es que una vez te ha tocado la china, siempre sientes la espada de Damocles sobre tu cabeza.
Hace ya más de quince años me descubrieron un tumor en el pecho. Yo era muy jovencita con apenas 21 años y además, estaba en los comienzos de mi relación con el que ahora es el
Papá Molón.
Después de varias pruebas y una biopsia, determinaron que el tipo de tumor que tenía no era bueno. Muy malo tampoco, pero más valía prevenir que curar y así decidieron en el Comité de Tumores realizarme una mastectomía con resconstrucción en los siguientes diez días.
¿Por qué tanta prisa? No entendía nada. Y solo acertaba a pensar que tenía que cancelar las primeras vacaciones en la playa con el que era por aquel entonces mi novio y ahora ya marido. Esa era toda mi preocupación. ¡Bendita ignorancia la de la juventud!
Y allí estaba yo, recibiendo esa noticia, sola con el médico, puesto que estaba segura de que sería una tontería y que todo saldría bien, porque según mis antecedentes y mi edad era muy muy raro lo que me estaba pasando.
Pero las cosas no siempre salen bien y estas cosas pasan, a cualquier edad, a cualquier mujer.
En España se diagnostican cada año 26.000 nuevos casos de cáncer de mama de los que para el 1/3 de ellos aún no existe fármacos para su curación.
Una enfermedad con un alto impacto en la calidad de vida y sobre el entorno de quienes la padecen.
Con el tiempo y con los años, me he dado cuenta de varias cosas, que gracias a mi ignorancia e ingenuidad, fruto de mi juventud por aquella época, le dí menos importancia de la que realmente le hubiera dado si me pasase hoy y que gracias a eso, pude aceptar lo que me estaba pasando de una manera muy natural, como el que se rompe una pierna y no por eso teme a quedarse cojo o a perder la vida por ello.
Y que dentro de la gran cantidad de tumores de mama (malignos) que hay, tuve la gran suerte de que me tocara uno rarísimo pero que no presenta metástasis y por lo tanto, un tratamiento con quimioterapia o radioterapia no era necesario por lo que no tuve que pasar por ese trago también.
Es cierto también que a raíz de la mastectomía y la reconstrucción del pecho con una prótesis, he tenido que pasar por varias operaciones más por problemas con el implante y que esto sí que ha sido más un calvario por los efectos secundarios que he ido arrastrando durante los últimos cuatro años y que por fin, parece que ya se están solucionando.
De aquel tumor, hoy solo quedan unas cicatrices, el recuerdo de haber tenido que cancelar unas vacaciones y la necesidad de hacerme revisiones todos los años durante el resto de mi vida aunque ahora que soy madre, el miedo a que vuelva a pasar está más presente.
Y ahora os preguntaréis que a santo de qué os cuento todo esto hoy,
"Día Mundial del Cáncer de Mama". Pues muy fácil, quiero aportar mi granito de arena y colaborar con la difusión de la campaña
+ INVESTIGACIÓN para + VIDA
La investigación es fundamental para conseguir nuevos fármacos y lograr la esperada curación o en el mejor de los casos prolongar hasta hacer crónica esta enfermedad que las mujeres (y algunos hombres).
Actualmente,
6 de cada 10 pacientes con cáncer de mama metastásico no llega a los 5 años del diagnóstico puesto que, tras ir probando varios medicamentos, el cáncer se hace resistente y sigue avanzando o el cuerpo no tolera los fortísimos efectos secundarios de los tratamientos.
Por este motivo, la recaudación de fondos y la inversión tanto pública como privada en investigación es fundamental.
Ojalá consigamos pronto llegar a esa GENERACIÓN CERO donde el cáncer de mama sea una enfermedad crónica y no mortal.
+ INVESTIGACIÓN = +FUTURO